Y, DE NUEVO, UN ACOSO SE HACE VISIBLE y
salta de la realidad de las aulas a los medios de comunicación españoles.
En un instituto de Pinto los padres de una alumna denuncian a
tres jóvenes de entre
dieciséis y diecisiete años porque la han vejado y maltratado de manera
presencial y a través de las redes sociales.
Y, de nuevo, profesorado y alumnado
dicen no conocer apenas nada lo
que estaba sucediendo. Y no son excusas porque el acoso se mueve por debajo de la línea de flotación de las
miradas del profesorado, porque el alumnado no lo percibe
como maltrato y, si lo ve, desvía la mirada hasta otro lado con la finalidad de no ser “nueva diana” de las actitudes
acosadoras y hasta los propios acosadores justifican como “bromas” las
situaciones que conducen a que el acosado/a
disminuya rendimiento, inicie
situaciones de absentismo o cambie de centro educativo, abandone el
sistema escolar y sufra secuelas
psicológicas que le pueden acompañar “de por vida”
¿QUÉ SE HACE
PARA INTERRUMPIR SITUACIONES DE
ACOSO?
Cuando se destapan y hacen
visibles estas situaciones de maltrato
prolongado la administración exige poner en marcha protocolos de observación y
comprobación, se moviliza a los equipos
educativos y al orientador/a de centro y
los centros recurren a procesos disciplinarios que desembocan en la
expulsión temporal de los acosadores. Si hay denuncia por parte de los padres más allá del entorno
del centro (padres/tutor/a, padres/ equipo directivo), el problema se
magnifica y conduce a cambios de centro, multas y actividades de
reinserción en programas que cambien las
actitudes acosadoras.
El daño está hecho y estas medidas disuasorias cumplen el cometido de tranquilizar
conciencias y hacer pensar que se ha hecho “todo lo que se podía y debía
hacer”, pero nada más.
¿EXISTEN SOLUCIONES VÁLIDAS PARA FRENAR LAS SITUACIONES DE VIOLENCIA?
Existen.
Antes de que un proceso de maltrato explosione con virulencia
se van sucediendo en el ámbito escolar situaciones que dan pistas de que
“algo está pasando” : pequeñas voces en forma de
petición de ayuda por parte de las víctimas, acusaciones ante el tutor, intervenciones del alumnado en
las aulas que silencian las palabras, apenas iniciadas, de los acosados/as,
implicación del acosado como chivo expiatorio en conflictos, desaparición de
sus cuadernos y otros objetos, aparición
de frases escritas en materiales escolares como las agendas, llegadas
tardías al centro e inicio de absentismo justificado por los padres, el monstruo
de la soledad en tiempos de
recreo…
Y es en estos niveles en los que aparece una herramienta educativa
poderosísima : la mediación entre iguales que puede minimizar y detener procesos
de acoso a través del diálogo
entre víctima y acosadores en presencia
de alumnos/as formados para
mediar.
¿EN QUÉ CONSISTE LA MEDIACIÓN ?
La mediación utiliza el
diálogo para resolver conflictos
entre personas con la ayuda de mediadores que actúan con imparcialidad entre
los implicados. Es una poderosa alternativa a las medidas
disciplinarias y una forma de prevención de agresiones y-o consolidación de
actitudes de maltrato o de acoso.
Uno de los aspectos fundamentales de la mediación es que se basa en la confidencialidad o silencio frente al tema tratado, tanto por parte de los mediadores como por parte de las personas que acuden a ella para resolver un conflicto.
Uno de los aspectos fundamentales de la mediación es que se basa en la confidencialidad o silencio frente al tema tratado, tanto por parte de los mediadores como por parte de las personas que acuden a ella para resolver un conflicto.
Es imprescindible que las personas que recurren a ella acepten voluntariamente la
intervención
los mediadores y mediadoras.
Los mediadores/as no tienen autoridad para decidir y no actúan ni de
jueces ni de abogados entre las dos partes;
simplemente facilitan el diálogo sobre el
conflicto y que lleguen a firmar un acuerdo para solucionarlo.
¿POR QUÉ UTILIZAR LA MEDIACIÓN ENTRE
IGUALES PARA RESOLVER CONFLICTOS ENTRE
EL ALUMNADO?
- Las medidas sancionadoras tomadas por los tutores y –o equipos directivos del centro adormecen el conflicto pero no lo eliminan. En apariencia el conflicto está frenado, pero las medidas adoptadas (expulsión al aula de convivencia, regañina pública o privada, castigo, comunicación a los padres…) generan odio y resentimiento en los alumnos sancionados. De manera directa o a través de otros, el conflicto vuelve a reaparecer y si cabe con mayor potencia y crueldad.
- La mediación entre iguales al usar como medio de resolución de conflictos el diálogo y no tener efectos sancionadores reconduce el proceso de maltrato y lo elimina. Además el alumnado que interviene en los procesos de mediación conoce, sin tapujos, la realidad de lo que está sucediendo y usa y entiende el lenguaje y vivencias de víctima y acosadores. Está, por tanto, más cerca de la realidad de los conflictos que el mundo de los adultos.
- Utilizamos los conflictos educativos como herramienta educativa de formación en valores. A través de la mediación el alumnado aprende a escuchar de forma activa, desarrolla procesos de empatía, negocia y firma acuerdos que son objeto de seguimiento posterior.
- Es una medida educativa que funciona y enriquece al alumnado y la mejor forma de participar activamente en la vida de los centros.
Porque como lluvia suave empapa los cauces del alma de los centros educativos, arrastra y elimina
despojos de violencia, genera palabras que remontan cielos de luz y esperanza
y expande mariposas de paz, creo en la
mediación y animo a ponerla en marcha.
Cómo implantar la mediación,
forma de llevarla a cabo, límites y dificultades, cómo realizar la formación de
mediadores…, todo ello teniendo como
fundamento la práctica de haberla promovido y desarrollado en un I.E.S. y
tratando de utilizar un lenguaje sencillo, en próximos artículos. Saludos.
Ana Egea
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